Preparación física: Independientemente de la longitud de las etapas (podríamos establecer una media de 20-30 km diarios) y del ritmo de cada persona, el Camino supone un considerable esfuerzo físico por lo que es conveniente planificar las jornadas y prepararse adecuadamente en el período previo a nuestra partida. Un buen método para ello es hacer salidas una o dos veces por semana aumentando progresivamente la distancia recorrida hasta alcanzar la media aproximada de nuestras etapas previstas. Además, en esas marchas conviene llevar ya la mochila lastrada para ir acostumbrando el cuerpo al peso a portar. Preparando la mochila: ![]() Una guía de las cosas a llevar:
Calzado: El mercado ofrece hoy día una amplia variedad de calzado específico para el senderismo; en todo caso, ya optemos por zapatillas, zapatos o botas ligeras (sólo un calzado, eso sí) hay que considerar que el pie se dilata durante la marcha por lo que hay que comprar un número ligeramente mayor al de nuestros zapatos normales. Además, huelga decir que el calzado hay que comprarlo con tiempo ya que tiene que estar perfectamente domado y hecho a nuestros pies. Alimentación: Hay que cuidar la alimentación, no en vano es nuestro combustible diario para poder completar las etapas. Así, es importante un buen desayuno (té o café, lácteos, tostadas, fruta o zumo, ...) y durante la etapa conviene hidratarse regularmente y tomar algún tentempié pero nunca caminar con el estomago lleno; por eso, es mejor hacer la comida fuerte y caliente a la hora de la cena. Puedes ampliar esta información en el apartado Consejos de la página de la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago |